¿Y si dejamos la agenda? Un Hábito artístico para ser más productivo Por: Albacelis Acosta

La primera vez que esuché del “Libro de artista” estaba en mis estudios de posgrado y se hablaba como uno de los proyectos a realizar para una de las asignaturas. Como su nombre permite inferir, entendía en ese momento que no se trataba de una propuesta compleja. Un espacio donde tomar notas sobre los próximos proyectos… pero, ALTO, un libro de artista no es el esquema para un próximo proyecto, se trata de EL proyecto.

 

Un Libro de artista es la obra en sí, en un formato que podría encontrar sus orígenes en los poetas del siglo XIX y que fue luego ganando porpularidad alrededor de la década de los setentas. Generalmente, un cuaderno propone un espacio en blanco donde podemos llevar el registro de notas de estudios, listas y listas de cosas por hacer, agenda del día, proyectos de gran versatilidad. El libro de artista implica el proceso y la finalidad. Lo que me lleva a reflexionar, ¿qué tal si, en lugar de escribir siempre sobre lo que está en proceso o debe hacerse, empezamos a tomar capturas de nuestro día a través de recursos plásticos, texto, garabatos y recortes por el mero disfrute de hacerlo?

 

Recuperar los espacios de anotación con una intención expresiva ha estado en tendencia en la última década, recuperando el scrapbooking, llevándonos hacia el Bullet Journaling, y concibiendo hashtags que nos permiten contemplar un despliegue inconmesurable de creatividad, detalle y personalización. Pero más allá de lo retador que puede ser la propuesta si nos quedamos con estas referencias, se trata de encontrar espacios de catarsis que permitan despejar la mente y hacer el día más productivo. No tenemos que ser artistas para empezar a construir nuestro propio libro de artista.

 

Bien sea dentro de la propia agenda, en otra libreta, ir una página a la vez y luego compilarlas todas en un sistema de encuadernación podría consistir en un ejercicio plástico que nos haga vivir la vida de una manera más consciente. Identificando los colores de nuestro día, las texturas de los trozos de papel que recolectemos, una frase, una nota, una foto, un poco de tinta. Resultado: Un ejercicio de libertad que no implica requerimientos, no debe de responder a un checkbox, y nos permite reconectar con el artista que llevamos dentro.

 

Si recortar y pegar es mucho, así como con las notas, recuerda que contamos en día con dispositivos tecnológicos tipo tabletas y smartphones en los que podemos hacer eso con mayor acceso a opciones para agregar contenido. De hecho, no hace mucho estuve explorando de Journaling en Iphone, que si bien se sugiere como para llevar un diario, al hacerlo en un formato u otro no es necesario apoyarnos en el sentido narrativo expresivo en el que generalmente pensamos al concebir nuestro día en palabras, sino en los recursos de los que a plena libertad decidamos disponer.