Cada una tiene su propósito de vida. En ocasiones nos desviamos del camino apropósito, a veces sin querer, y en otras oportunidades son otros quienes nos sacan de la carretera. Nos puede pasar en cualquier momento de la vida, sin embargo, lo importante es despertar.
Y justamente esta edición está enfocada en mujeres que trabajan día a día lo que consideran su propósito de vida. No solo el de dedicarse a su familia en cuerpo y alma, sino ese anhelo que tenemos las mujeres emprendedoras de crear y producir ideas que impacten nuestro entorno y que nos hagan sentir plenas.
Un ejemplo es la historia de Wendy Luzón, una mujer que se mueve por el mundo con la fe, la determinación y la disciplina. Y sí que ha dado frutos. Es un cuadro perfecto de la influencia de la Herencia Hispana en Estados Unidos – a propósito de que este mes se está celebrando–. Decidida en llevar a la acción emprendimientos que sean un reflejo de todo lo que hacen los hispanos en una tierra que le abre los brazos al trabajador.
Por otro lado, tenemos la historia de Selinée Méndez. Una mujer hermosa, por dentro y por fuera, que nos abrió su corazón y permitió que veamos su aprendizaje luego de un divorcio. Su frase: “Jamás volvería a perder mi identidad profesional y personal por nadie” me marcó tanto que fue la perfecta para resumir en la portada la esencia de nuestra conversación.
Estas son tan solo dos de las tantas mujeres que protagonizan esta edición de otoño. Cada una con historias muy personales que nos presentan que sí, todas tenemos un propósito de vida… ese que a veces se nos pierde –por diferentes razones– pero que con historias como estas, recibimos la motivación para siempre tener ese llamado a despertar.